Tu Consultor SEO Freelance

Pertenezco a la Generación X, esa generación que nació cuando la tecnología era casi un sueño, pero que la vio nacer, evolucionar y cambiarlo todo. Yo, como tantos otros, crecí sin saber que el mundo iba a transformarse de tal manera, pero, como muchos de mi generación, me adapté. Aprendí a evolucionar con ella. A cada paso, el cambio tecnológico me mostró nuevas oportunidades y desafíos, los cuales abracé con pasión y determinación.

Mi pasión por los negocios y el marketing siempre ha ido de la mano de mi amor por la psicología, la comunicación y el desarrollo personal. Estos pilares no solo han sido fundamentales en mi vida profesional, sino que también han sido la brújula en mi crecimiento como persona. Libros, música, y la familia han sido mis compañeros fieles en cada etapa de este viaje.

Un pilar irremplazable: Mi familia

Estoy casado con una mujer increíble, una de esas que no descansa hasta lograr lo que se propone, quien ha sido mi compañera y aliada en cada decisión difícil, cada éxito y cada obstáculo. Mis dos hijos son el reflejo del esfuerzo y la dedicación de ambos: uno ya es ingeniero en sistemas, y el otro está terminando su educación media, preparándose para los próximos retos de su vida. 

Y, por supuesto, D’Artagnan, nuestro gato, que también tiene una linda historia de cómo llegó a nuestras vidas, que aunque lleve el nombre de un valiente mosquetero, es el primero en salir corriendo ante cualquier ruido fuerte. Él, con su peculiar manera de ser y su cariño incondicional, nos recuerda la importancia de la familia en todas sus formas.

Mis primeros pasos en los negocios

Mi historia en los negocios comenzó a los 17 años, cuando, junto a mi amigo Miguel Dugarte, a quién recuerdo con mucho cariño, creamos una pequeña empresa de control de plagas. Aunque teníamos muchas ganas de exterminar cucarachas y ratas por toda Venezuela, la falta de experiencia nos lanzó a un mar de incertidumbre. 

Fue un fracaso temprano, pero uno que sentó las bases de lo que vendría después. Con Miguel, aprendí algo crucial: los errores no definen, sino que enseñan.

Después de aquella primera experiencia, trabajé en varias empresas, haciendo de todo: desde chofer, mecánico en un desguace, oficinista, hasta mensajero, pasando por agente de seguros. Pero algo en mi interior me decía que mi lugar estaba en el mundo digital.

Un dia leyendo un artículo sobre la historia de MIcrosoft se me quedo grabada para siempre una frase que dijo Bill GAtes en el año 1995 «Si tu negocio no esta en internet. Tu negocio no existe»

Esa frase quedó grabada en mi disco duro cerebral para siempre. Así, en 2003, di un paso decisivo hacia mi futuro: me adentré en el universo online y partir de ese momento, aquella frase la adopte como mi mantra personal.

El despertar de la era digital

El SEO en sus primeros días era un terreno salvaje. Bastaba con duplicar contenido, llenarse de enlaces y repetir palabras clave. Pero a partir del 2010 llegó Google, con sus algoritmos Panda, después Penguin, Hummingbird y otros, reglas que cambiarían el juego del posicionamiento SEO para siempre. Yo, lejos de temer el cambio, lo abracé. Sabía que era solo el comienzo de algo más grande.

En Venezuela, mi país natal, trabajé durante 20 años como corredor de seguros, pero nunca dejé de soñar con lo digital. Y en 2008, decidí dar el gran salto. Tupolizadeseguros.com fue mi primer sitio web. 

Fui pionero en mi sector, y logré algo que en ese entonces parecía imposible: La web de un corredor de seguros que superó a las grandes aseguradoras en las búsquedas de Google con términos clave como «cotización de seguros» y «póliza de seguros».

Lo que vino después fue una avalancha de éxito, tanto que mi bandeja de correos se saturaba de solicitudes de presupuestos. Pero con ese éxito vino también el miedo al crecimiento. 

El precio de un socio que no se comprometió

Me sentía abrumado, el éxito que había alcanzado parecía ser demasiado para manejarlo solo. Los clientes llegaban por montones, y aunque me llenaba de orgullo, también me hacía sentir incapaz de manejar tal volumen sin un equipo a mi lado. Busqué ayuda, quise compartir el peso del crecimiento, así que me asocié con otro corredor de seguros, alguien en quien confiaba para que juntos pudiéramos llevar este proyecto a lo más alto.

Pero la realidad fue distinta. Mi socio nunca se comprometió verdaderamente con la visión, su falta de pasión se hizo evidente, y al final me encontré solo de nuevo. Sentí que, una vez más, cargaba con todo el peso del proyecto en mis hombros, y aunque sabía que el potencial de crecimiento era enorme, no quería avanzar sin el apoyo adecuado.

Tuve en mis manos la oportunidad de crecer aún más, pero decidí frenar. No porque no pudiera, sino porque el miedo al éxito me paralizó. El miedo de no saber cómo seguir adelante, de no tener un equipo confiable, de no estar a la altura de las expectativas que yo mismo me había fijado. En ese momento, elegí dar un paso atrás.

Pero con el tiempo, entendí algo crucial: el miedo no siempre es el enemigo. A veces, es una herramienta poderosa que nos prepara para los desafíos futuros. Aprendí que aunque el miedo puede frenar nuestro avance, también nos obliga a reflexionar, a fortalecer nuestras decisiones y, sobre todo, a volver más fuertes.

Un duro golpe y el nacimiento de una nueva habilidad

Como todo emprendedor, me enfrenté a retos que me pusieron a prueba de formas que jamás hubiera imaginado. El mundo digital, aunque prometedor, también escondía sus propias trampas, y yo caí en una de ellas. En un intento por delegar el desarrollo de mi primera página web, confié en alguien que parecía ser el indicado. Parecía, sí, porque lo que ocurrió después me dejó golpeado y vulnerable. Fui estafado por más de 1000 dólares.

No era solo el dinero lo que dolía, sino esa amarga sensación de traición, de haber creído en alguien y haberme equivocado. Sentí que todo lo que había construido, mi confianza en el proceso, se desmoronaba frente a mí. Esa experiencia no solo me hizo dudar de mi capacidad para tomar decisiones, sino que me obligó a enfrentar uno de mis miedos más profundos: el miedo al fracaso.

Recuerdo esos días con claridad, noches enteras preguntándome si debía continuar. ¿Cómo iba a seguir adelante después de ese golpe? Todo en mí quería rendirse, dejarlo todo. Pero no lo hice.

Dentro de mí, algo comenzó a cambiar. El fracaso no sería el final de mi historia, sino el comienzo de algo más grande. Decidí que nunca más dependería de otros para mis proyectos. Tomé el control. Y así comenzó una nueva fase de mi vida, una que estaría marcada no por la derrota, sino por la resiliencia.

Aprender una nueva habilidad

Me lancé de lleno a aprender programación y diseño web. No fue fácil. Noches enteras frente a la pantalla, luchando con códigos que no entendía, cometiendo error tras error, pero nunca retrocediendo. Cada fallo me empujaba a seguir adelante, a intentarlo una vez más. 

Y poco a poco, lo que había comenzado como una necesidad urgente, se transformó en una pasión. Me reconstruí desde cero, con cada línea de código, con cada página web que lograba levantar, me convertía en alguien más fuerte.

Lo que no imaginaba en ese momento era que ese aprendizaje no solo me salvaría a mí, sino que se convertiría en la clave para ayudar a otros. Descubrí que crear páginas web no solo era una habilidad, sino una oportunidad. 

Podía ofrecer a otros emprendedores lo que yo había anhelado durante tanto tiempo: una presencia digital sólida, una oportunidad de crecer, de brillar en el mundo online, y así surgió un nuevo proyecto de negocios Webnegocios 2go, una pequeña agencia de marketing digital para ayudar a mis clientes a tener presencia online.

Ver cómo los proyectos de mis clientes despegaban gracias a lo que yo había creado, fue uno de los sentimientos más gratificantes que jamás había experimentado. Había transformado mi dolor en propósito, y con ello, había encontrado una nueva forma de vivir, de trabajar y de conectar.

Una doble vida profesional

Mientras mi habilidad en el mundo digital florecía, no abandoné mi carrera como corredor de seguros. Durante años, llevé una doble vida profesional. Durante el día, ayudaba a mis clientes a proteger sus bienes, sus vidas, a generar confianza a través de las pólizas de seguros. 

Por las noches, trabajaba incansablemente para mejorar la presencia digital de aquellos mismos clientes, creando estrategias de marketing digital que los ayudaban a captar más clientes y crecer en línea.

Esta dualidad, lejos de ser un desafío, se convirtió en una fusión perfecta de mis habilidades. El networking y la confianza que construí como corredor de seguros me permitió entender las necesidades de mis clientes a un nivel más profundo, mientras que el mundo digital me ofrecía las herramientas para hacer crecer sus negocios de formas que ellos nunca imaginaron.

Fue en esa combinación de mundos donde descubrí mi verdadera vocación: no solo era un corredor de seguros ni solo un consultor digital, era un aliado estratégico, alguien que entendía las necesidades del negocio tradicional, pero también las posibilidades ilimitadas que ofrecía el universo digital.

Rehacerse a uno mismo

La situación en Venezuela se tornaba cada vez más difícil. En 2015, la crisis política, económica y social llegó a un punto crítico cuando mi hijo menor enfermó gravemente. Aunque contaba con los recursos para adquirir los medicamentos necesarios, simplemente no había disponibilidad en el país.

Fue un golpe devastador. Encontrar antibióticos se convirtió en una misión imposible, hasta que la única opción fue comprarlos a militares corruptos en el mercado negro.

La escasez de medicamentos en Venezuela no era solo un problema económico, era una pesadilla cotidiana, una crisis que desangraba al país. Lo viví en carne propia. La razón detrás de esta tragedia era clara: más de 25 años de un régimen comunista que, con sus políticas de control de precios y divisas, había destruido la capacidad de importar medicamentos esenciales. Los hospitales estaban vacíos, las farmacias desoladas, y la desesperación se sentía en cada rincón.

Los pocos medicamentos que aún quedaban se vendían a precios inimaginables, accesibles solo para quienes podían comprarlos en el mercado negro, controlado por los mismos que decían gobernar para el pueblo. Pero no era solo el desabastecimiento lo que dolía, era ver cómo mi hijo necesitaba esos medicamentos para vivir, y simplemente no existían. 

La corrupción y el caos

La corrupción y el caos que reinaban en el sistema de salud habían arrebatado la esperanza de muchas familias, como la mía, que luchaban cada día por sobrevivir en un país que se desmoronaba frente a nuestros ojos.

Fue en ese momento cuando supe que algo tenía que cambiar. No podía seguir esperando en un país donde la vida misma estaba en juego. La realidad me golpeó con toda su fuerza, y así tomamos la decisión más difícil: abandonar Venezuela. Con el corazón en la mano, dejamos atrás nuestro hogar, nuestras raíces, pero lo hicimos con la convicción de que luchar por un futuro mejor era nuestra única opción.

Mi esposa y yo supimos que debíamos irnos. En 2016, mi familia y yo tomamos una de las decisiones más difíciles de nuestra vida: dejamos Venezuela para comenzar de nuevo y desde cero en España.

Empezar de cero en otro país

Llegar a España no fue fácil. Dejamos todo atrás: nuestra casa, nuestro negocio, nuestra familia, amigos, nuestra red de apoyo. Aunque tenía experiencia en seguros y marketing digital, comenzar desde cero en un país nuevo me hizo enfrentar retos que nunca imaginé. 

Trabajé como camarero durante los primeros años, mientras seguía formándome en SEO, con los mejores referentes, Romuald Fons, Luis Manuel Villanueva, Dean Romero, entre otros, realizando cursos y certificaciones de marketing digital, copywriting y programación, me estaba puñaleando mi cerebro con muchos conocimientos. MI objetivo… convertirme en el mejor consultor seo experto en marketing digital y desarrollo de negocios online. 

En cada minuto libre que tenía. Sabía que para triunfar en España, debía reinvéntarme una vez más. Lo que había aprendido en Venezuela solo era la punta del iceberg, el mercado español era mucho más competitivo.

Una triste noticia

Después de dos años, logré dar el siguiente paso en mi carrera al conseguir un puesto en Proximedia, una de las agencias de marketing digital más importantes de Europa. Allí, manejé cuentas de grandes marcas y adquirí una visión estratégica mucho más amplia del marketing digital en España y nivel global.

Pero no todo fue color de rosas, tras 7 años de haberme mudado a España, pasando tantas calamidades, superando cada obstáculo, llega una noticia devastadora para mi. Muere mi madre en en Venezuela, tenía 7 años sin verla, sin abrazarla, y lo peor de todo, fue que no pude estar a su lado para darle el último adiós. Me quedo con todos su valores, enseñanzas y recuerdos, que vivirán por siempre en mi corazón.

El nacimiento de AristSEO

La pandemia del COVID-19 me llevó a una profunda reflexión. Decidí que era el momento de seguir mi verdadero sueño: relanzar mi agencia de marketing digital Webnegocios2go.com en España.

Con Webnegocios 2go capte clientes durante 2 años, también colaboraba desarrollando proyectos para otras agencias de marketing digital, mientras lo alternaba con un trabajo como director comercial en una empresa de servicios informáticos, hasta que decidí cerrar el proyecto a principios del 2024, no quería aparentar ser algo que no era. 

No quería fingir una gran estructura de negocio, el CEO de nada, realmente era yo solo. Mi verdadera esencia estaba en lo personal y cercano.

En julio de 2024 nació AristSEO.com, un proyecto más auténtico y personal. No solo ofrezco servicios de SEO como consultor SEO freelance, también proporciono soluciones y estrategias de marketing digital con una visión estratégica adaptada a las necesidades reales de cada cliente.

No soy solo un consultor. Soy un aliado en el crecimiento de negocios, guiado por años de experiencia y una pasión inagotable por ayudar a otros a crecer en el mundo digital.

Nunca es tarde para reinventarse

A mis 50 y tantos años, he aprendido que el éxito no se mide en números, sino en la capacidad de reinventarse una y otra vez, de adaptarse, de ayudar y de enseñar a otros a encontrar su camino. AristSEO.com es mi marca personal como consultor especializado, es el resultado de todo lo que he vivido, de los aciertos y de los errores, de las pérdidas y los logros.

Si yo pude hacerlo, tú también puedes. Esta historia no es solo mía; es una invitación para que cada persona que la lea sepa que nunca es tarde para empezar de nuevo. No importa cuántas veces hayas caído, o cuán oscuro parezca el camino, siempre hay una nueva oportunidad para reinventarse, para crecer, para desafiar el miedo y superar los obstáculos. Yo soy prueba de ello, y si yo pude cambiar mi destino, tú también puedes hacerlo.

Aún estoy en el proceso de construir mi marca personal y mi legado, un viaje que sigue lleno de desafíos y aprendizajes. Cada día es una oportunidad para agradecer, para aprender algo nuevo, para adaptarme a este mundo digital que nunca deja de evolucionar. Sigo estudiando, sigo mejorando, porque si algo he aprendido en todo este tiempo, es que mientras el mundo siga cambiando, yo también lo haré. No dejaré de crecer, de adaptarme, de superar mis propios límites.

Y ahora, te pregunto: ¿cuál es tu historia?